MARQUINA OJEDA LUED
TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN
MARQUINA OJEDA LUED
5- AGOSTO- 2011 CRATILO
El lenguaje, es un fenómeno humano y social, un sistema de signos, que se convirtió en el medio de comunicación más importante. Actualmente existen varias definiciones entre las cuales están:
Carnap: Un sistema de actividades o mas bien de hábitos que sirve sobre todo para la comunicación y la coordinación de actividades entre los mismos miembros del grupo.
Klaus: Un sistema de signos verbales que sirve al proceso de pensamiento y el conocimiento y que hace posible la comunicación, la fijación y la transmisión de la experiencia y el saber.
Martinet: Medio de comunicación por el cual el hombre, de forma específica en cada comunidad, analiza su experiencia según unidades que poseen un contenido semántico y una expresión sonora.
Saussure: una abstracción, un modelo colectivo, el sistema gramatical virtualmente existente en el cerebro de cada individuo, aunque no completo en ninguno.
Sin embargo, el hombre no nació conociendo estas definiciones. Entre los siglos XVI y XVII los romanos antiguos y humanistas del renacimiento se interesaron en la historia del latín, francés, italiano, español, etc.
En 1950 se comienzan las investigaciones sistemáticas del lenguaje relacionado con la sociedad surgiendo la sociolingüística, etnolingüística, de la sociología del lenguaje, etnografía del habla o de comunicación; surgiendo teorías como la hermenéutica y de la conducta en la comunicación.
Hay 4 puntos importantes que los historiadores aprovechan:
• Los grupos sociales usan distintas variedades de lengua.
• Los mismos individuos emplean diferentes variedades de lengua.
• La lengua refleja la sociedad o cultura en que se la usa.
• La lengua modela la sociedad que la usa.
Pero en Cratilo del lenguaje nos remontamos a otra época, es uno de los diálogos de Platón que trata del problema del lenguaje. Su objetivo era explicar la situación del tema, no las distintas opiniones que había en torno a él. Se trata de dos conversaciones entre Sócrates, Hermógenes y Cratilo
Es un debate sobre la validez del lenguaje para llegar al conocimiento, la discusión se basa en la esencia de los nombres. Cratilo sostiene que el nombre es significante por naturaleza y que algunos no corresponden a quienes los llevan, por el contrario, Hermógenes piensa que la exactitud de éstos no es otra cosa que convención.
Al principio Sócrates afirma que es un asunto muy serio y que mejor sería ponerse en manos de los sofistas pero finalmente accede a analizarlo por el método dialéctico primero con Hermógenes.
Sócrates-Hermógenes
Desde un principio, Sócrates compartía la idea naturalista de Cratilo e intenta convencer a Hermógenes quien llega a la conclusión de que solo tal vez Cratilo tenga razón y que existe un nombre que puede encarnarse en diferentes sílabas y letras naturalmente.
Hermógenes acepta pero quiere que se le explique más a fondo y para esto acuden al conocimiento del poeta Homero y comienzan un análisis etimológico de nombres propios de héroes, dioses, nombres comunes y de fenómenos naturales. Sin embargo, después notan que solo hablaban de nombres secundarios, no de las verdaderas raíces así que de ahí surge la sugerencia de que salían de la imitación: «el nombre es la imitación de la esencia mediante sílabas y letras».
Sócrates-Cratilo
Sócrates hace una crítica a la teoría de Cratilo. Su argumentación es que un nombre revela la esencia de la cosa; es decir, el lenguaje es un arte imitativo y como en todo hay buenos y malos nombres. Pero contrario a el naturalismo de Cratilo, el nombre es como un retrato, es decir no es un duplicado idéntico sino algo distinto y por tanto puede haber errores.
Aquí Cratilo admite que eso pasa por costumbre, admitiendo que la exactitud del nombre consiste en la convención. Así, Sócrates postula que tiene que haber un medio distinto del nombre para conocer y buscar los seres, porque éste solo lleva a engaño.
El lenguaje es el único medio de comprender los nombres y el dialogo queda inconcuso pero rechazando la filosofía de Heráclito y con una insinuación tentativa de la teoría platónica de las formas que dice que el lenguaje es un camino inseguro y engañoso para acceder al conocimiento de la realidad.
Interpretación
El diálogo no se trata de la correcta aplicación de los nombres. Es un problema que realmente no es lingüístico, sino epistemológico.
Trata de la exactitud de los nombres propios y aunque si se habla de nombres comunes y verbos, siempre queda claro que los principales son los propios.
Tanto Cratilo como Hermógenes sostienen que los nombres son exactos pero con la diferencia que para el primero son por convención o costumbre y para Cratilo no. Éstas son las dos teorías sobre la exactitud de los nombres.
La teoría convencionalista: Es la que defiende Hermógenes pero debido a sus pocos fundamentos, se deja llevar por Sócrates hacia otro tipo de convencionalismo afirmando que son exactos los nombres que cada uno ponga, que la realidad no depende de nosotros y que existe la posibilidad de describirlo falsamente.
La teoría naturalista: Cratilo dice que el nombre es un duplicado, una como adherencia de la cosa pero eso significaría que no se puede hablar falsamente y que el nombre nos proporciona una información exacta sobre la realidad, por lo tanto tampoco es una idea válida.
Sócrates se opone primero a una teoría y luego a la otra con el fin de poner en evidencia los errores de cada una y rechazando las dos a fin de cuentas.
La mayoría de las etimologías son inventadas como Hermógenes decía, muy pocas son correctas y aun éstas son solo aproximaciones de unas palabras con otras de su misma raíz.
El de Sócrates es descalificar al lenguaje como medio para acceder a la realidad mediante el rechazo de dos teorías.
Realmente yo creo que los nombres son son pura convención entre los humanos para tener un lenguaje en común y así poder estar dentro de un mismo contexto y comunicarnos mejor y no por eso dejan de ser nombres.
BIBLIOGRAFÍA:
Graciela Reyes, La Pragmática lingüística: el estudio del lenguaje, Editorial Montesinos 1990 , 152 pag.
Theodor Lewandowski, Diccionario de lingüística. Segunda edición
Platón, diálogos, Editorial. Porrúa